China lidera nueva conquista de África
afrol News, 3 November - China es la nueva superestrella en el continente africano en lo que se refiere a nuevos lazos diplomáticos, expansión comercial e inversiones en grandes proyectos de desarrollo. Algo que deberá verse acentuado en la Cumbre China-África en Beijing. Mientras que la mayoría aclama la nueva apuesta china, algunos temen una nueva lucha por conquistar los extensos recursos naturales de África.
China, considerada la futura potencia económica más grande del mundo, está buscando con éxito su lugar bajo el sol africano. Comenzando con naciones parias como Sudán y Zimbawe, ya mantiene excelentes relaciones con la mayoría de los 53 estados africanos. 48 de ellos envían delegaciones a la cumbre en Beijing.
China también da gran énfasis al refuerzo de sus nuevos lazos con naciones africanas. Según el portavoz del Ministerio chino de Exteriores, Liu Jianchao, "la Cumbre de Beijing del Foro de Cooperación de China-África es la convención internacional más grande que jamás se ha llevado a cabo en China". Ya se ha advertido a los residentes de Beijing de los problemas de circulación a los que se enfrentarán este fin de semana durante la cumbre.
Para los gobiernos africanos, el nuevo interés de China ha sido sobre todo una bendición. Diplomáticamente, su dependencia de países occidentales se ve reducida, dando paso a una nueva competición diplomática como en la era de la guerra fría, y dando a líderes de países paria una alternativa. La ayuda económica china es también popular, porque Beijing no hace ninguna pregunta sobre buen gobierno y está especialmente interesada en grandes proyectos de prestigio.
Económicamente, sin embargo, el avance chino ha sido una bendición en parte para África. Con la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC), ha crecido en una superpotencia económica de exportaciones producidas en serie y a bajo coste, sin dejar sitio alguna para la competencia africana. Esto ha golpeado duramente a la industria naciente de África, particularmente al sector del textil, y ha provocado un retroceso de décadas a los planes africanos de industrialización.
Pero Beijing está no sólo interesado en ganar mercados de exportación africanos. La superpotencia económica no dispone de muchos recursos naturales, haciendo a Beijing dependiente de las importaciones de materiales crudos. Aquí, la competición con EEUU y Europa es feroz y la conexión entre China y África se considera principalmente como un medio de asegurar el acceso a los minerales y a los hidrocarburos africanos.
Haciéndose con recursos como petróleo y metal, las potencias occidentales denuncian que China está dispuesta a ignorar todos los principios. Beijing ignora un boicot internacional al régimen militar de Birmania para asegurar recursos petrolíferos. Apoya al régimen de Jartum - al que se acusa de genocidio en Darfur - y se ha hecho con el control de la mayor parte de de las exportaciones de petróleo de Sudán. Líderes, intelectuales y grupos occidentales de derechos humanos advierten así a África de su estrechamiento de lazos con Beijing.
Los críticos africanos, sin embargo, legítimamente responden recordando que Europa y EEUU no han jugado un papel muy distinto en la historia de África, ni lo siguen jugando. También Occidente apoya terribles regímenes como el ejemplo de Guinea Ecuatorial si hay suficientes recursos estratégicos, o recuerdan conflictos como el de Sierra Leona y sus diamantes. A democracias estables como Malí y Benín, con pocos recursos minerales, no se les suele dar mucha atención.
Rechazando advertencias occidentales en base a una supuesta hipocresía, intelectuales africanos sin embargo ven también peligros en el avance de China. El nigeriano Toyin Falola, de la Universidad de Texas, advierte sobre varias preocupaciones. Lo más importante, opina, es que "el bilateralismo de China en lo referente a África" podría minar las instituciones regionales y continentales ya que "juega de nuevo a la división colonialista y tácticas de conquista". Los países africanos son demasiado pequeños para negociar con la gigante China, advierte.
Falola, además, advierte contra la atención exclusiva de la China post-comunista en las relaciones gobierno-gobierno y empresa-gobierno. "Este es el principal desafío tanto para organizaciones africanas de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, otras instituciones y la propia China" opina, teniendo en mente la necesidad de crecimiento y refuerzo de la sociedad civil en África.
Tales temores, sin embargo, no se reflejarán en Beijing, donde una cumbre bien preparada reflejará una imagen de perfección y armonía. No habrá "nada de lo que preocuparse", subrayó el portavoz gubernamental Jianchao, en referencia a la participación de los presidentes de Zimabawe, Robert Mugabe y Sudán, Omar al-Bashir.
Beijing espera alcanzar una gran cantidad de nuevos acuerdos empresariales, centrándose en el suministro de petróleo africano a la creciente industria china. Especialmente, China confía en posicionarse en la industria petrolífera de Angola, hasta ahora dominada por EEUU, y conquistar las proyectadas exportaciones de petróleo de Guinea Bissau antes de que llegue Occidente. La carrera por los recursos naturales africanos continúa, este vez liderada por China.
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afrol News, 3 November - China es la nueva superestrella en el continente africano en lo que se refiere a nuevos lazos diplomáticos, expansión comercial e inversiones en grandes proyectos de desarrollo. Algo que deberá verse acentuado en la Cumbre China-África en Beijing. Mientras que la mayoría aclama la nueva apuesta china, algunos temen una nueva lucha por conquistar los extensos recursos naturales de África.
China, considerada la futura potencia económica más grande del mundo, está buscando con éxito su lugar bajo el sol africano. Comenzando con naciones parias como Sudán y Zimbawe, ya mantiene excelentes relaciones con la mayoría de los 53 estados africanos. 48 de ellos envían delegaciones a la cumbre en Beijing.
China también da gran énfasis al refuerzo de sus nuevos lazos con naciones africanas. Según el portavoz del Ministerio chino de Exteriores, Liu Jianchao, "la Cumbre de Beijing del Foro de Cooperación de China-África es la convención internacional más grande que jamás se ha llevado a cabo en China". Ya se ha advertido a los residentes de Beijing de los problemas de circulación a los que se enfrentarán este fin de semana durante la cumbre.
Para los gobiernos africanos, el nuevo interés de China ha sido sobre todo una bendición. Diplomáticamente, su dependencia de países occidentales se ve reducida, dando paso a una nueva competición diplomática como en la era de la guerra fría, y dando a líderes de países paria una alternativa. La ayuda económica china es también popular, porque Beijing no hace ninguna pregunta sobre buen gobierno y está especialmente interesada en grandes proyectos de prestigio.
Económicamente, sin embargo, el avance chino ha sido una bendición en parte para África. Con la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC), ha crecido en una superpotencia económica de exportaciones producidas en serie y a bajo coste, sin dejar sitio alguna para la competencia africana. Esto ha golpeado duramente a la industria naciente de África, particularmente al sector del textil, y ha provocado un retroceso de décadas a los planes africanos de industrialización.
Pero Beijing está no sólo interesado en ganar mercados de exportación africanos. La superpotencia económica no dispone de muchos recursos naturales, haciendo a Beijing dependiente de las importaciones de materiales crudos. Aquí, la competición con EEUU y Europa es feroz y la conexión entre China y África se considera principalmente como un medio de asegurar el acceso a los minerales y a los hidrocarburos africanos.
Haciéndose con recursos como petróleo y metal, las potencias occidentales denuncian que China está dispuesta a ignorar todos los principios. Beijing ignora un boicot internacional al régimen militar de Birmania para asegurar recursos petrolíferos. Apoya al régimen de Jartum - al que se acusa de genocidio en Darfur - y se ha hecho con el control de la mayor parte de de las exportaciones de petróleo de Sudán. Líderes, intelectuales y grupos occidentales de derechos humanos advierten así a África de su estrechamiento de lazos con Beijing.
Los críticos africanos, sin embargo, legítimamente responden recordando que Europa y EEUU no han jugado un papel muy distinto en la historia de África, ni lo siguen jugando. También Occidente apoya terribles regímenes como el ejemplo de Guinea Ecuatorial si hay suficientes recursos estratégicos, o recuerdan conflictos como el de Sierra Leona y sus diamantes. A democracias estables como Malí y Benín, con pocos recursos minerales, no se les suele dar mucha atención.
Rechazando advertencias occidentales en base a una supuesta hipocresía, intelectuales africanos sin embargo ven también peligros en el avance de China. El nigeriano Toyin Falola, de la Universidad de Texas, advierte sobre varias preocupaciones. Lo más importante, opina, es que "el bilateralismo de China en lo referente a África" podría minar las instituciones regionales y continentales ya que "juega de nuevo a la división colonialista y tácticas de conquista". Los países africanos son demasiado pequeños para negociar con la gigante China, advierte.
Falola, además, advierte contra la atención exclusiva de la China post-comunista en las relaciones gobierno-gobierno y empresa-gobierno. "Este es el principal desafío tanto para organizaciones africanas de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, otras instituciones y la propia China" opina, teniendo en mente la necesidad de crecimiento y refuerzo de la sociedad civil en África.
Tales temores, sin embargo, no se reflejarán en Beijing, donde una cumbre bien preparada reflejará una imagen de perfección y armonía. No habrá "nada de lo que preocuparse", subrayó el portavoz gubernamental Jianchao, en referencia a la participación de los presidentes de Zimabawe, Robert Mugabe y Sudán, Omar al-Bashir.
Beijing espera alcanzar una gran cantidad de nuevos acuerdos empresariales, centrándose en el suministro de petróleo africano a la creciente industria china. Especialmente, China confía en posicionarse en la industria petrolífera de Angola, hasta ahora dominada por EEUU, y conquistar las proyectadas exportaciones de petróleo de Guinea Bissau antes de que llegue Occidente. La carrera por los recursos naturales africanos continúa, este vez liderada por China.
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